Razón y fe
Frente a la doctrina de la doble verdad de los averroístas latinos, Santo Tomás sostiene que la verdad es única, aunque se puede conocer de dos maneras: por la razón y por la fe. La razón conoce a partir de los datos de los sentidos; en cambio, la fe conoce partiendo de la revelación divina. En consecuencia, ambas son independientes.
Las verdades de fe, o verdades reveladas, sobrepasan la capacidad de la razón humana y las estudia la teología; no pueden demostrarse racionalmente y han de ser aceptadas sin discusión, porque emanan directamente de Dios. En cambio, las verdades de razón, es decir, las verdades de la filosofía, sí pueden ser comprendidas por el entendimiento humano y son demostrables racionalmente.
Además, existen algunas verdades que la razón puede demostrar, pero que Dios ha querido revelamos: los preámbulos de la fe. En este terreno confluyen la fe y la razón, y la teología puede utilizar esta última para conocer la verdad revelada (teología natural). La filosofía está, por tanto, al servicio de la teología, y como la verdad es única, la filosofía y la razón se equivocan si llegan a conclusiones incompatibles con la fe.
Filosofía y Teología deben colaborar mutuamente. La Teología debe aprovecharse de los métodos racionales para hacer más claras y comprensibles las verdades de la Fe. La Fe «busca al entendimiento». Y la Filosofía debe dejarse ilustrar por la Teología y por sus verdades de Fe para completar el conocimiento limitado, propio de la razón humana. La razón «busca a la Fe».
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